En este rincón de paz y fe, nuestra Virgen Milagrosa, ahora engalanada con las Flores de Pascua, es mucho más que una imagen. Es el abrazo tierno que sostiene nuestras jornadas, el refugio donde maestros, niños y familias depositamos nuestras oraciones, agradecimientos y sueños.
Sus manos abiertas recogen cada día las caricias de amor y de esperanza de todos los que formamos esta familia.
Al pasar, bajo su mirada, sabemos que la educación no solo moldea mentes, sino también los corazones.

