El cielo sonrió un poco más… Nuestros niños de 3 años recibieron la bendición de nuestro capellán y su primera oración, “Jesusito de mi vida”, con las manos unidas, los ojos brillando y el corazón inquieto.
A su alrededor, sus compañeros, maestros y familias los acompañaron como un abrazo compartido que decía: “Camina, pequeño, no estás solo.”
Porque en La Milagrosa no solo enseñamos a leer y escribir, sino también a mirar al cielo con la inocencia de quien aún cree que todo es posible 

















